Libro de quejas y reclamaciones
Espacio f, Mercado de Fuencarral
(8 de marzo - 8 de abril, 2012), Madrid.







LIBRO DE QUEJAS Y RECLAMACIONES
de la utilización de un espacio expositivo reformulado como un dispositivo-trampa
Ubicado en el Mercado de Fuencarral, Espacio f es un espacio cedido por la dirección del mismo y gestionado por el grupo de investigación “Prácticas Artísticas y Formas de Conocimiento Contemporáneas” de la facultad de Bellas Artes de la UCM y sus colaboradores. Espacio f es el único espacio del mercado en donde únicamente se muestran trabajos artísticos sin propósitos mercantiles.
Teniendo en cuenta que Espacio f está situado en pleno centro de una zona comercial y dentro de un edificio denominado como mercado hago la siguiente reflexión: puede que el concepto de ciudadanía haya devenido en el concepto de consumidor. Las vías que los gobiernos abrieron como procedimientos para las reclamaciones formales y legales tienen más relación hoy con las transacciones y relaciones comerciales que con los mecanismos por los que un@ ciudadan@ puede hacer valer sus capacidades críticas y transformadoras de lo social. Así parece que los Cahiers de doléances de la Revolución Francesa devinieron paulatinamente en las hojas de reclamaciones que un@ solicita en un establecimiento o empresa en el que no ha sido atendido correctamente —o no alcanza los parámetros de satisfacción— pidiendo mediación para resolver dicho conflicto transaccional.
Utilizando su propia nomenclatura elaboro un simple juego de palabras por el que Espacio f se transformó en Espacio Feminista en el período de tiempo comprendido entre el 8 de marzo —Día internacional de la mujer trabajadora— y el 8 de abril de 2012. Debido a la fecha señalada, en lugar de invitar a una inauguración, las personas se podían pasar a lo largo del día dedicado al montaje para verme trabajar e incluso ayudarme a taladrar, colgar, pintar o recoger. Esta cuestión, en la mayor parte de los casos no resultó así y el grueso de las personas asistentes se presentaron puntualmente entre las 20:00 y las 20:30 horas hasta el cierre.
Siguiendo con la lógica de las palabras y las relaciones establezco un dispositivo reactivo. Sabiendo de antemano que la palabra «feminismo» provoca reacciones de forma inmediata e instintiva tales como que el feminismo es lo mismo que machismo pero al revés, y sabiendo también que para otras personas la palabra «feminismo» designa un movimiento político, social y cultural por la justicia social constitutivo de una forma de mirar y estar en el mundo, dispongo este espacio del siguiente modo y según los siguientes elementos funcionales y simbólicos.
1. ESPACIO FEMINISTA Y LA LUZ ULTRAVIOLETA. Espacio Feminista aparece escrito en la pared frontal de Espacio f para mayor visibilidad desde cualquiera de los ángulos espaciales. Inclusión paradójica de un cartel pintado con una pintura fluorescente invisible a nuestra limitada percepción que sólo es visible cuando es iluminado por lámparas de radiación electromagnética ultravioleta —también denominada como radiación UV o luz negra—.
El espectro visible es sólo una parte del espectro electromagnético que abarca desde los rayos cósmicos a las ondas de radio siendo la luz ultravioleta la radiación emitida por la región del espectro que ocupa la luz visible y los rayos x. La percepción del ojo hu mano empieza en el violeta y termina en el rojo; antes y después está lo ultravioleta a <400 nanómetros y después lo infrarrojo a partir de >740 nm.

Como disposición funcional la luz ultravioleta genera un extraño espacio lumínico en el que las letras parecen un cartel de neon a modo de anuncio publicitario. Como disposición política alude a los importantes conceptos de visibilidad e invisibilidad de colectivos sociales y prácticas artivistas desarrolladas desde perspectivas feministas y así la posible pertinencia del cuestionamiento de su eficiencia y actualidad. En tercer lugar y como disposición simbólica apunto precisamente a la necesidad de un mecanismo suplementario por el cual hacer ver las permutaciones generadas en el lugar en el que no es casual que sea la luz ultra-violeta la que nos permita percibirlo. Así y de un modo similar a cómo las marcas de orina de los perros y gatos señalan los territorios, Espacio f es marcado por la pintura como un territorio temporalmente transformado en Espacio Feminista y sus posibles consecuencias.
2. CAHIERS DE DOLÉANCES funcionan en este lugar como vinculación histórica con esos momentos previos a la Revolución Francesa en el que se abre un proceso constituyente por el cual la ciudadanía expresa como dice Negri, las injusticias y sus propuestas de solución. De este proceso formarán parte las mujeres por primera vez como un colectivo que expresa sus situaciones y solicita formar parte de esa noción de ciudadanía igualitaria que se suponía estaba naciendo, así como del nuevo espacio público que esto infería.
“En un texto perteneciente a los Cahiers de doléances, su autora, que firma como “la pauvre Javotte” se refiere a “nosostras” –poniendo así de manifiesto la nueva conciencia emergente de las féminas como colectivo- como “ el Tercer Estado dentro del Tercer Estado”, dice Celia Amorós para referirse al proceso de con ciencia colectiva que se construía al calor de esta atmósfera. De este modo y en referencia a este “nosotras”, Espacio Feminista es firmado bajo el pseudónimo de «la pobre Bárbara» como un modo de reivindicar algunas herstories que por destruidas, escondidas y olvidadas merecen el debido reconocimiento así como una alusión a la “pobre”, que haciendo referencia tanto a un desamparo o baja condición económica propia de las mujeres en la historia, es contrarrestada e ironizada por una posición política empoderada como la de Javotte.
Las derivas del concepto de ciudadanía al concepto de consumidor me hicieron pensar en la posibilidad de poner un letrero que anunciara a los posibles visitantes que este espacio disponía de hojas de reclamaciones de igual manera que se debe informar en cualquier otro establecimiento de carácter comercial. Parte de esta disposición venía de algunas experiencias personales previas con empresas que me habían hecho difícil el derecho a reclamar lo que consideraba justo.

Desde la ocasional eficacia de un acto tan precario como el de reclamar, Espacio Feminista anuncia con un cartel que dispone de un libro de reclamaciones para las personas usuarias que lo deseen. Si bien Espacio Feminista es un dispositivo-trampa y tras haber mencionado el hecho que acaece generalmente al ver y/o escuchar la palabra, dispongo para las adversas —o no— reacciones un lugar en el cual expresar y certificar las respuestas. Reconozco que del mismo modo que parte de lo escrito me pudo sorprender, conmover, gustar o dejar indiferente, otra parte de lo escrito era absolutamente previsible y como moscas cayeron en el cebo que se había dispuesto a tal efecto.
3. TEXTO. En una mesa con cristal situada bajo el cartel que reza que existe libro de reclamaciones, se presenta un texto explicativo acerca de los Cahiers de doléances. En dicho texto se habla acerca de la participación de las mujeres en estos cuadernos. También de su exclusión tanto de la asamblea constituyente como de la constitución de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789. Se habla acerca de que tuvo que ser Olympe de Gouges la que escribiera en 1791 un documento no-oficial titulado como la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana.
Este texto, como un texto orientativo para el visitante está situado bajo el cristal en el que está físicamente el libro de reclamaciones -dispuesto para ser utilizado por los visitantes—usuarios, con su bolígrafo, sus banquetas, sus lamparitas para ver mejor, unas florecitas moradas, etc-.
Como un sentido de reescritura —el texto por debajo del texto que se está escribiendo—, propongo la posibilidad de pensar acerca del contexto anómalo e incoherente en el que nace el concepto moderno de democracia igualitaria occidental. Reescribir desde nuestras declaraciones el contexto de nuestras posibilidades doscientos veintitrés años más tarde, es uno de los propósitos de este dispositivo. Poner a prueba la palabra denostada que junto a las escrituras formuladas desde un sentimiento crítico o la indiferencia radical de algunas escrituras, se solapan y gritan todo tipo de improperios.
Así un espacio expositivo y no lucrativo dentro de un contexto eminentemente comercial cumple algunas funciones desde las cuales se establecen extrañas intersecciones entre lo social, lo personal, lo mercantil, lo artístico, lo emocional o lo histórico. Un estado de la cuestión.
He de decir y sin propósito de adelantar ningún análisis serio, que el Libro de quejas y reclamaciones redactado en el período comprendido entre marzo y abril de 2012, en algunos casos se parece más a la puerta de un baño de un bar, facultad, estación de servicio de autopista, estación de autobuses y demás espacios efímeros de lo íntimo y lo público, que a un Cahier de doléances.
1.- Un poco de Historia.Tras el establecimiento del movimiento gay en el barrio de Chueca, el 10 de diciembre de 1998 se abre el Mercado de Fuencarral, en el número 45. Era un edificio de tres pisos abandonado que se convirtió en un establecimiento totalmente nuevo. El arquitecto Horacio Domínguez y el diseñador Nacho James lo transformaron en un coloso de acero y modernidad. Su lema de apertura era tan alternativo como todo lo que se ofrecía dentro: "El centro comercial para los que odian los centros comerciales".Una estratégica campaña de promoción y el boca a boca lo convirtieron en referente de la vanguardia madrileña. Tanto que el diario francés Le Monde dijo de él: "Es el mejor ejemplo del cambio cultural de la moda en España". Lo tiene todo: ropa de segunda mano, marcas, peluquería, locales de tatuajes y piercings, tiendas de decoración, una galería de arte... Todo bajo la música pinchada por los mejores disc-jockeys. A remolque del Mercado, la calle se llenó de pequeños comerciantes especializados en nuevas tendencias. Fuente: El País http://elpais.com/elpais/2008/10/06/actualidad/1223281027_850215.html (consultado el 27 de mayo de 2013)
2.-“Estos documentos —en modo alguno simples protestas— eran al mismo tiempo denuncia de injusticias y propuestas de solución. El método que actúa desde abajo atraviesa la crítica para dar una respuesta práctica” (Negri, 2003, p. 185)
3.-Los seres humanos al igual que la mayoría de los mamíferos son incapaces de identificar el color ultravioleta. Ello puede deberse a que sus ancestros del Cretácico eran principalmente nocturnos con el objeto de pasar inadvertidos y huir de los dinosaurios depredadores. Ese patrón hizo perder a dichos ancestros los fotorreceptores ultravioleta y rojo. Antiguamente habían poseído los cuatro fotorreceptores distintos, como es propio de peces, anfibios y reptiles e incluso aves. Con el transcurso de la evolución y la masiva extinción de los dinosaurios, los mamíferos empezaron a colonizar el planeta y modificaron sus patrones de conducta. Se volvieron diurnos, y algunos órdenes, como los primates, recuperaron el fotorreceptor rojo, lo que facilita la detección de frutos maduros. Otros órdenes, como los carnívoros y muchos roedores, conservaron o recuperaron el fotorreceptor ultravioleta, lo que resulta de vital importancia para marcar el territorio pues la orina y las heces reflejan eficazmente la luz ultravioleta. En el caso de peces la comunicación ultravioleta, sobre todo en el caso de osteictios, resulta de vital importancia para huir del depredador que no puede verla.
La luz ultravioleta es utilizada para autentificar antigüedades y billetes, para detectar grietas y defectos en estructuras metálicas; la medicina forense la utiliza para detectar rastros de sangre, orina, semen y saliva (entre otros); y también es utilizada como trampa para moscas debido a que dichas criaturas son atraídas a la luz UV para luego ser eliminadas por una descarga eléctrica o atrapadas después de tocar la trampa.
4.- El violeta es el color simbólico del feminismo y aunque los motivos no están del todo claros, la versión más extendida es que este color fue escogido en memoria de las obreras fallecidas en la fábrica textil estadounidense Cotton en 1908 en Nueva York, a la que su dueño prendió fuego ante una huelga de las trabajadoras. Según la leyenda, las mujeres se ocupaban en ese momento de tejidos de color violeta, por lo que el humo que salía de la fábrica en llamas era de ese mismo color
5.- http://www.forumsocialmundial.org.br/download/tconferencias_principios_ponencia_esp.rtf.